A menudo, en el deporte nos encontramos con casos en
los que un jugador/a con gran talento, entrena bien y además mostrando un alto
nivel, pero cuando llega el momento de la competición, ese “excelente” rendimiento
disminuye hasta límites preocupantes e incluso muchas veces, esto se convierte
en lesión.
Cuando esto ocurre, el motivo (a priori) es claro: la
ansiedad competitiva. Pero, ¿qué significa este término, por qué ocurre y
qué consecuencias tiene para los deportistas?
La ansiedad competitiva surge como una respuesta de
nuestro organismo ante situaciones amenazantes o percibidas como tal y conlleva
toda una serie de sentimientos y síntomas físicos y cognitivos desagradables
que alteran el funcionamiento normal del deportista.
Teniendo en cuenta que existen diferentes niveles de
activación, la competición tiene la capacidad innata de aumentar ese nivel. Esto
puede tener consecuencias positivas ya que nuestro cuerpo, ante esta situación,
estará segregando altos niveles de cortisol y adrenalina, y esto provocará una
mejora de la atención, de la concentración y de las capacidades condicionales
del deportista.
Sin embargo, un exceso en esta activación provocará
la aparición de la ansiedad competitiva, con todas sus posibles
consecuencias.
En este vídeo, vemos como a Kiko Femenía le generó
tanta presión la situación (su debut en 1ª División), que acabó por superarle.