EL ABUSO DE LAS REDES SOCIALES: UN REFLEJO DE LA SOCIEDAD

23 mar 2017

El abuso es la acción o el efecto de abusar, es decir, hacer un uso excesivo, impropio o indebido de algo o alguien. Cuando hablamos del uso de las redes sociales en los últimos tiempos, además de ver que no estamos haciendo un uso funcional de estos servicios, podemos observar que cada vez más, se están convirtiendo en elementos perturbadores y facilitadores de una sociedad cada vez más patologizada.

Las redes sociales ayudan a mantener un contacto inmediato con el resto del mundo, a conocer que hace la gente en cada momento y del mismo modo, te expone a ti mismo ante los demás. Un uso adecuado de estos servicios puede ser una gran ayuda, incluso para la promoción de tu negocio, sin embargo, estas ventajas también pueden, y de hecho ya se han convertido, en un arma de doble filo, ya que el abuso de las mismas está provocando unas consecuencias psicológicas (a nivel individual y colectivo) muy negativas en la gran mayoría de la sociedad.


CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA DISTORSIÓN EN EL USO DE LAS REDES SOCIALES:

1. Vivimos en una sociedad cada vez más narcisista, es decir, cada vez más centrada en los intereses individuales y en el “yo” por encima del “nosotros”. Sólo importa quedar por encima de los demás para que mi ego pueda saciar esa carencia afectiva primaria.

2. En contraposición al primer punto, el abuso de las múltiples redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat… también nos habla de una importante falta de autoestima. Los cánones de belleza o la necesidad patológica de alcanzar la perfección, provocan que nos valoremos peor a nosotros mismos.

Cuando esto ocurre, necesitamos que ese afecto, esa valoración o aprobación, en lugar de encontrarla de forma interior, la vayamos a buscar en los demás en forma de “me gustas”, visualizaciones, comentarios etc.

3. Las formas de relación interpersonal también están cambiando, y mucho. Si antes existía una comunicación más directa, más humana o más personal, ahora nos encontramos ante una relación digital, distorsionada y fría.

Nos escudamos en la pantalla para no enfrentarnos a la realidad, con todo lo que ello puede conllevar: personas esperando una respuesta que no llega, imaginarios, pensamientos obsesivos y recurrentes, necesidad de control y en definitiva, preocupaciones y problemas innecesarios que te privan de disfrutar de las cosas que realmente importan y están pasando a tu alrededor.

4. Todo lo anterior nos acerca a una insatisfacción permanente. Nada de lo que hagas va a ser nunca suficiente, porque comparas con los demás y siempre te falta algo, no eres lo suficientemente feliz como las otras personas (que curiosamente siempre suben a las redes momentos buenos y alegres). Esas comparaciones generan ansiedad, infelicidad y sobre todo, perder de vista tu vida.


Ahora bien, ante esta problemática ¿qué podemos hacer?

Resulta muy complicado poner freno a este avance frenético de esta forma de vida y de relación. Sin embargo, tenemos que fomentar:

1. El “darse cuenta”: Darse cuenta de cuando estoy subiendo una foto para complacer a ese ego interno que necesita ser mejor que los demás o para recibir afectos y “me gustas” externos y de gente, que realmente no te va a aportar nada.

Darse cuenta también, cuando subo una historia porque me siento solo/a, o darse cuenta de cómo puedo estar distorsionando una relación o una conversación a través del WhatsApp y lo mal que lo puede estar pasando la otra persona en muchos casos.

2. El “aquí y el ahora”: En esta condición es imprescindible la aceptación. La aceptación de tu vida, de tus condiciones, de tu entorno, para no compararte con los demás y poder vivir de forma plena.

Además, el “aquí y el ahora” también supone vivir más el momento. Estar “aquí y ahora” cuando estás comiéndote una rica hamburguesa, cuando estás en una playa disfrutando del sol o cuando simplemente estás abrazando a esa persona que tanto quieres. Sin necesidad de mostrarlo al resto del mundo porque al final te lo estás perdiendo. Esos momentos ya no vuelven, aprovecharlos y exprimirlos intensamente es la forma más fácil y rápida de empezar a ser feliz.


Prueba a cerrar el ordenador, a bloquear el móvil y a mirar a los ojos a la vida. 

No hay comentarios :

Publicar un comentario