DEPRESIÓN; LA ENFERMEDAD DEL SIGLO XXI

27 oct 2016

La palabra depresión tiene por sinónimo el decaimiento e ilustra un estado de abatimiento moral y físico relacionado con el deterioro del humor.

Es una enfermedad que existe desde la antigüedad, ya que el propio Hipócrates (siglo V a. C.) la identificaba como la tristeza y la aflicción que persiste en el tiempo y que indica un estado de melancolía. Aunque es actualmente cuando más incidencia está teniendo.

Las nuevas tecnologías, el ritmo tan ajetreado de la sociedad, la cada vez mayor impersonalidad de las relaciones humanas y sobre todo, la falta de contacto en la crianza, son algunos de los factores más importantes para que la depresión, hoy en día, afecte a unos cien millones de personas en el mundo y a un 5-6% de la población española.


¿CÓMO RECONOCER A UNA PERSONA DEPRIMIDA?

Aunque la depresión sea una de las enfermedades más reconocidas en el ámbito médico y social, todavía existen dudas a la hora de identificar a una persona que padece depresión.

Los síntomas más frecuentes son:

*Cambios en la apariencia física: un cuerpo con poco movimiento, voz baja, lenta y monótona, un rostro fijo y con poca expresión...

*Tristeza: ideas negativas, apatía, nostalgia por el pasado…

*Aumento de la fatiga: pérdida importante del vigor, de la motivación por realizar cualquier actividad y sobre todo, por las mañanas un sentimiento de no poder levantarse de la cama.

*Modificaciones en el carácter: no se observa en la persona su carácter habitual sino un carácter más exacerbado, con mayor irritabilidad e incluso una acentuada inestabilidad emocional; provocada, sobre todo, por sentimientos de infravaloración e insatisfacción personal.

*Trastornos del sueño, trastornos digestivos y dolores: las personas con depresión tienen alterado el sueño. La mayoría, no puede o le cuesta mucho dormir y para aquel que lo consigue, ese sueño no es reparador. Además, pierden el apetito y muchas veces por ello disminuyen significativamente su peso (puede estar asociado a muchas anorexias).
Y por último, esta enfermedad también deriva en múltiples dolores físicos a nivel intestinal y sobre todo, en cefaleas y dolores de cabeza.


¿CÚALES SON LAS CAUSAS DE LA DEPRESIÓN?

Existen múltiples teorías que explican las causas de la depresión, y sobre todo el origen, en función de las corrientes psicológicas que sigamos. Sin embargo, lo que está claro, es que la depresión surge por un sentimiento de pérdida.

Por un lado, la pérdida real o física en forma de ruptura sentimental, fallecimiento de un ser querido, pérdida del trabajo etc. Y por otro lado, la pérdida subjetiva o del “yo”, que se relaciona con una fuerte insatisfacción personal y caracterial o con la frustración derivada de la percepción de no tener el control sobre los acontecimientos de su vida (teoría de la indefensión aprendida).

Además, como causas concretas y precipitantes de la depresión, podemos encontrar: los factores hormonales (más frecuentes en adolescentes), la depresión post-parto que se da en las mujeres o la consecuencia directa de otra enfermedad psíquica como las adicciones, la esquizofrenia o determinados tipos de neurosis.

Si bien es cierto que estas son las causas que pueden dar origen a los síntomas de la depresión, hemos de considerar que también existen factores y causas que predisponen a que una persona pueda padecer depresión antes que otra.

Estas causas, se encuentran en el tipo de crianza y los factores primarios de la vida del niño (embarazo, parto y lactancia). Un embarazo sano y una crianza “ecológica” (término de la ecología de los sistemas humanos de X.Serrano) basada en el contacto, la “mirada” y el respeto de todas las necesidades evolutivas del niño, asegurarán un desarrollo caracterial mucho más preparado para afrontar cualquier eventualidad de las citadas anteriormente.


¿CÓMO ACTUAR ANTE LA DEPRESIÓN?

El deprimido se siente responsable de lo que cree ser una simple falta de voluntad. Así pues, considera que puede salir él solo de esa situación y suele rehusar la búsqueda de ayuda profesional.

Y es que, a pesar de que ésta sea una de las enfermedades mentales más “aceptadas” socialmente, todavía existe mucho miedo a la opinión pública.

Es por ello, que los familiares, amigos y personas cercanas que puedan identificar este tipo de trastorno en alguien conocido, pueden ser los que faciliten que esta persona pueda empezar a reconocer su problema y aceptar recibir ayuda externa para revertir su difícil situación emocional que limita su vida.

Las dos vías de tratamiento son:

1. Médicos o psiquiatras:

Utilizan medicamentos (fundamentalmente antidepresivos) como tratamiento. Estos medicamentos provocan mejoras a corto plazo y son efectivos para depresiones muy profundas. Sin embargo, estas personas siguen estando con un alto grado de predisposición a recaídas porque no ataca la causa, sino exclusivamente el síntoma. Además, tienen múltiples efectos secundarios.

2. Psicólogos y psicoterapeutas:

En este caso, la medicación puede ser un elemento complementario, pero el grueso del tratamiento se centra en una psicoterapia (que variará en función del profesional con el que se trabaje) cuyos objetivos principales son: el cambio de visión de la persona deprimida y ayudar a reajustar sus sistemas vitales.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es un estado completo de bienestar físico, mental y social.

La depresión es uno de los trastornos más comunes que altera el bienestar mental y por eso es importante una prevención primaria. Si aún así esto no ha sido posible, deberemos buscar un tratamiento lo antes posible para evitar la cronificación de los síntomas, a través de un profesional de la salud.

Si estás en esta situación o conoces a alguien que lo esté, no lo dudes y actúa para ponerle fin. 

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