- Epicteto.
¿Cuántas
veces pensar de forma errónea nos ha llevado a situaciones indeseables? El
pensamiento puede ejercer un gran poder sobre nosotros, porque según como
pensemos e interpretemos los hechos, actuaremos de una forma u otra. Ahora
bien, para poder continuar, primero debemos entender qué es el pensamiento.
¿QUÉ ES EL PENSAMIENTO?
El pensamiento implica
una actividad global del sistema cognitivo con la intervención de los mecanismos
de memoria, atención, procesos de comprensión, aprendizaje, etc.
Es una experiencia
interna e intrasubjetiva que tiene una serie de características particulares que
lo diferencian de otros procesos, como por ejemplo, que no necesita de la
presencia de las cosas para que éstas existan o la más importante, su función
de resolver problemas y razonar.
Además, nuestros pensamientos nos hacen únicos.
Cada persona piensa de forma particular porque ha vivido en contextos
diferentes y éstos le han condicionado para crear unas formas de interpretación
de los hechos y de la realidad.
EL PENSAMIENTO EN EL DEPORTE
Aplicado al deporte, el
pensamiento, condicionará como interpreta cada deportista una situación
concreta y como consecuencia, determinará también la respuesta que tenga y su
rendimiento en la competición.
Por ejemplo, pongamos el caso de un jugador de baloncesto que
se pone nervioso ante los tiros libres. Este jugador puede haber fallado en
alguna ocasión importante un tiro libre y ahora, su pensamiento se centra en
ese momento puntual y le condiciona la forma que tiene de ver la situación
actual. Esto le provoca miedo y nervios por si vuelve a fallar y como resultado,
una evidente peor ejecución.
IDEAS IRRACIONALES Y POSIBLE INTERVENCIÓN
Este es un claro ejemplo
de lo que Albert Ellis (uno de los psicólogos fundadores del cognitivismo) denominó
“las ideas irracionales”.
Son irracionales porque tienen su origen en una percepción
subjetiva y sus distorsiones más frecuentes son:
1. Debería/debo: transformación de
decisiones, preferencias o deseos en normas rígidas.
Por ejemplo: debo mantener siempre la calma; debería
anotar todos los tiros libres para ser un buen jugador.
2. Sobregeneralización: extraer una conclusión
generalizada y absoluta a partir de un único incidente o evidencia.
Por ejemplo: siempre pasa lo mismo; nunca consigo
hacer gol; nadie confía en mí; todos son mejores que yo.
3. Magnificación/minimización: utilización de
exageraciones y/o depreciaciones en la evaluación de sí mismo o de otros.
Por ejemplo: no tiene mérito, fue de casualidad; cualquiera
puede hacerlo mejor que yo; por mi culpa perdimos el partido.
La hipótesis sobre la
cual gira esta teoría es que no son los
acontecimientos los que nos generan los estados emocionales, sino la manera de
interpretarlos.
Por lo tanto, si somos
capaces de cambiar nuestros esquemas mentales, es decir, nuestros patrones de
pensamiento, seremos capaces de generar
estados emocionales más positivos, más funcionales y sobre todo acordes con la
realidad.
Para ello, una de las
posibles formas de intervención es la TRE (Terapia Racional Emotiva) que creó
Albert Ellis y mediante la cual podremos cambiar la forma de ver estas
distorsiones cognitivas y ayudar a tomar conciencia de la realidad a la persona/deportista
implicado.
“Decide
qué quieres pensar. La última decisión se
encuentra en nosotros mismos.”
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