LA INFLUENCIA MENTAL EN LAS LESIONES DEPORTIVAS

1 dic 2016

“Nuestro cuerpo habla más que nuestras palabras.”

Se entiende por lesiones deportivas cualquier daño que se le haga al organismo, ya sea psicológico o físico, practicando una actividad deportiva y  ocasionándose una lesión o discapacidad. La mayoría de los trastornos musculares son de origen traumático pero los motivos de estos traumatismos no sólo son físicos, sino que también la mente está influyendo y mucho, en que una persona pueda estar más o menos predispuesta a padecer una lesión física.

Ahora bien, ¿cómo es esto posible?

Desde la antigüedad se ha reconocido la relación mente-cuerpo como un matrimonio inseparable y que nos dice que todo aquello que nos está influyendo mentalmente también tiene una repercusión corporal y viceversa.
Este fenómeno se denomina somatización y se define como “el proceso por el que una afección psíquica se transforma en orgánica”.


INFLUENCIA DIRECTA EN LAS LESIONES DEPORTIVAS

El deporte es una fuente potencial de salud, no sólo por sus beneficios físicos sino porque también facilita la liberación de endorfinas mejorando el estado de ánimo. Además, es un buen entretenimiento y promueve las relaciones sociales.

Sin embargo, cuando el deporte empieza a ser competitivo, surgen una serie de variables psicológicas que están influyendo tanto en el rendimiento como en el estado físico del deportista. Estas variables son:

*Nivel de activación: un elevado nivel de activación provoca síntomas psíquicos (fuerte preocupación y pensamientos negativos constantes) y síntomas físicos.

*Autoconfianza: cuando nos marcamos metas muy exigentes y vemos que no llegamos a esas expectativas, nuestra autoconfianza desciende y empieza a surgir el miedo a no conseguir lo esperado.

*Ansiedad competitiva: viene derivada de una percepción por no poder controlar los acontecimientos que rodean al deportista. Las fuertes presiones, tanto externas como internas, por tener que conseguir un resultado o una expectativa provocan el efecto contrario al deseado.

Todos estos factores, al final, provocarán un aumento significativo de la preocupación del deportista y esto tendrá como consecuencia: un cuerpo más expuesto a enfermedades, unos músculos mucho más tensos y con mayor propensión a lesiones y por último, un evidente descenso del rendimiento.


¿CÓMO PREVENIR ESTAS LESIONES Y MEJORAR LA RECUPERACIÓN?

Este tipo de lesiones que tienen su origen en los factores psicológicos se pueden detectar cuando:

1. Comienzan a hacerse crónicas
2. Cuando a priori no tienen una causa física
3. Cuando existen múltiples recaídas
4. Cuando el trabajo de fisioterapia y readaptación física no son suficientes para una buena vuelta a la normalidad

Es muy común ver, por ejemplo, que un deportista entrena siempre a un buen nivel pero que cuando llega el día de la competición no rinde a ese nivel esperado o incluso que siempre se acaba lesionando.

Estas pistas nos dan motivos para pensar que el tratamiento de este tipo de lesiones, debería enmarcarse en un proceso interdisciplinar donde el fisioterapeuta y el psicólogo deben trabajar conjuntamente para llegar a mejorar los síntomas del deportista y para evitar las recaídas.

Para acabar, es importante destacar que estas lesiones se pueden prevenir con un trabajo psicológico previo y constante en el cual se potencien los factores de los que hemos hablado en el punto anterior.


Estas explicaciones causales se alejan de lo que un traumatólogo convencional nos puede aportar en el diagnóstico inicial de una lesión, sin embargo, son cada vez más los casos que se empiezan a resolver desde esta perspectiva interdisciplinar.

Abandonemos de una vez esa visión tan antigua de que ir al psicólogo es admitir una enfermedad psíquica y enfoquemos nuestra visión sobre el enorme abanico de posibilidades que la psicología puede ofrecer, en este caso, en el deporte. 

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