A menudo, nos invade la sensación de que no estamos
haciendo con nuestra vida lo que realmente nos gustaría, que hemos dejado de
perseguir aquellos sueños que un día tuvimos; pero nos encontramos tan acomodados
y amenazados por nuestros miedos, que a la larga, nos olvidamos de esos sueños
y seguimos en el punto de partida, es decir, conformándonos con aquello que
tenemos aunque esto suponga no llegar nunca a alcanzar la felicidad.
A lo largo de la vida, vamos desarrollando nuestra
personalidad a través de nuestras vivencias. Las experiencias traumáticas o de
fracaso nos van a ir creando una “coraza” que nos va a permitir
evadirnos, en cierta medida, de la sensación de no realización y del
sufrimiento que conlleva. Esto, es un mecanismo de defensa que en realidad nos
está privando de sentir y sobre todo, nos está limitando en nuestro crecimiento
personal a todos los niveles.
Por ello, os invito a que os atreváis a cruzar esa
línea de mediocridad y que aunque lo primero que nos encontremos no cumpla
nuestras expectativas, tengamos siempre presente que lo que me espera va a
compensar todo ese esfuerzo realizado.
No debemos olvidar, que todo esto exige: conocernos a
nosotros mismos (saber nuestras fortalezas y debilidades), saber dónde estamos
y adónde queremos llegar, estar dispuestos a asumir riesgos y luchar contra
nuestros miedos, y por último, experimentar fracasos y aprender de los mismos para
poder crecer y empezar así nuestro particular viaje hacia el éxito.
Un viaje que debe ser realista e ilusionante a partes
iguales, que supone romper nuestros propios límites, ser lo suficientemente
valientes como para alejarse de los objetivos de los demás, teniendo los
nuestros propios, y con la confianza y convicción de que con pequeños pasos puedo lograr lo que me proponga.
No va a ser fácil, el camino es largo y con
obstáculos, habrá gente que te dirá que no puedes, que te incitará a abandonar
e incluso puede que nosotros mismos dificultemos el camino en el momento en el
que dejemos de estar cómodos y queramos regresar a la zona de confort.
Pero, llegados hasta aquí, la pregunta es:
¿Me vuelvo a conformar con la mediocridad o sigo intentando
crecer para llegar a conseguir mis sueños? La respuesta determinará en que
medida estás preparado para salir de la zona de confort y empezar tu viaje
hacia el éxito personal.
¿Y ahora, qué vas a
hacer?
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