- La psicología deportiva en los Juegos
Olímpicos de Río de Janeiro 2016 -
Una vez concluidos los Juegos Olímpicos de Río de
Janeiro 2016, es el turno de analizar algunos de los factores que han llevado a
la Delegación Española a conseguir los segundos mejores resultados de su
historia (según el medallero oficial). Resultados, que también nos dejan
momentos e imágenes que serán difíciles de olvidar por su espíritu de esfuerzo,
entrega, superación y compañerismo.
Hablamos de unos Juegos, que no sólo destacan por los
buenos resultados obtenidos, sino por todo el gran proceso y rendimiento que
los atletas españoles han tenido durante el torneo olímpico, independientemente
de conseguir medalla o no.
En esa mejora, la psicología deportiva ha tenido un
gran papel. Y es que, si por algo se han diferenciado estos Juegos de los
anteriores, ha sido porque esta disciplina ha empezado a cobrar más peso dentro
de la preparación de los atletas. La prensa, los aficionados, pero sobre todo los
propios deportistas como Ruth Beitia, Carolina Marín o el equipo de Gimnasia Rítmica
han destacado la
figura del psicólogo del deporte como un factor diferencial en su
rendimiento, y como consecuencia, en sus respectivos triunfos.
Ahora bien, a pesar de que la repercusión es cada vez
mayor, nuestro trabajo todavía sigue siendo un gran desconocido. Por eso y con
el objetivo de aportar un poco más de luz sobre aquellos elementos con los que
trabajamos y conseguir que se valore todavía más nuestra influencia en el
terreno de juego, os detallo a continuación los factores y herramientas
psicológicas que han formado parte de estas Olimpiadas y que han servido a
nuestros atletas para mejorar en sus competiciones.
1. Motivación,
sin presión: era una oportunidad única
para la gran mayoría, una fuente intrínseca potente de motivación. Vimos
deportistas sin tensión, con ilusión, compitiendo por superarse a sí mismos y
con una orientación hacia el éxito: en lugar de competir para evitar perder, jugaban
pensando en todo aquello positivo que les podía suponer ganar.
2. Concentración: sobre todo en los deportes individuales como el
bádminton, tenis, salto de pértiga, natación… la concentración es clave. En
estos casos, se entrena para poder atender sólo al estímulo que tienes delante,
anticiparte a la competición mediante visualizaciones del juego y centrarte en
el presente obviando los resultados anteriores o acciones futuras.
3. Activados,
pero no tensos: alcanzar un punto
óptimo de activación en la competición, es otro de los objetivos importantes.
Conseguir que el deportista presente una activación mental y fisiológica justa
para mantenerle preparado y alerta, pero sin que la tensión corporal o el
bloqueo mental le condicionen en su juego.
4. Autodiálogo
y autorefuerzo: si vemos las
actuaciones de Rafa Nadal, Ruth Beitia o Carolina Marín, entre otros, podemos
observar cómo han aprendido a tener un diálogo interno que les permite
motivarse, levantarse o reforzarse en cada juego. Los ejemplos más claros son las
celebraciones en cada punto o lo que piensan antes del siguiente juego.
5. Rutinas
competitivas: en relación con el
punto anterior, muchos de ellos tienen también unas rutinas competitivas muy
claras. El ejemplo más significativo es Rafa Nadal y sus metódicos movimientos.
Se toca la frente, da dos pasitos cortos cuando camina… Todas estas rutinas, aportan
seguridad y confianza al deportista, que a través de ese pequeño ritual,
percibe una mayor sensación de control y familiaridad.
6. Autoconfianza: para lograr un rendimiento tan alto es importante
creer en uno mismo y en sus opciones. Además de algunos de los factores
anteriores (que también influyen en la autoconfianza), en este punto, es
importante centrarse sobre todo en un adecuado establecimiento de objetivos. Es
decir, en no castigar el error y apreciar el éxito y en conocerse a uno mismo
para reconocer e intentar imponer los puntos fuertes sobre las debilidades.
7. Trabajo
en equipo: la clave está en conseguir
que el equipo esté unido y cohesionado, pero sobre todo, que a nivel individual
el jugador asuma sus roles y anteponga los objetivos colectivos a los propios.
En este sentido, tenemos dos buenos ejemplos. Por un
lado, los jugadores suplentes de la Selección de Baloncesto, que aunque apenas
participaron, eran los que más animaban desde el banquillo. Y por otro lado, a Marc
López, que fue capaz de asumir su rol secundario en los dobles con Nadal para
conseguir el oro en la final.
8. Fortaleza
mental: este último componente
psicológico tan destacable, es el aspecto que emociona al espectador en cada
juego porque ensalza las virtudes del deporte y sus valores.
Ser fuerte mentalmente está muy alejado de ser
insensible o no ser empático. Se trata de ser capaz de anteponerse a cualquier
dificultad y enfocarlo como un reto para superarla, responder en momentos de
presión y estrés, tolerar la frustración de la derrota y como no, destacar en
la ambición por superarse a uno mismo.
El deporte vive en un cambio constante, en un
progreso hacia la excelencia individual y colectiva. La competencia cada vez es
más voraz y llegar al éxito, un camino más difícil de alcanzar.
Sin embargo, en ese camino, en ese progreso, el
psicólogo del deporte empieza a cobrar un mayor protagonismo. Río de Janeiro ha
sido el escaparate público a todo un trabajo que se viene ya realizando desde
hace tiempo, pero sin duda, debe ser el punto de inflexión para que esta figura
pueda ser cada vez más aceptada, reconocida y valorada.
No existe ninguna fórmula mágica para garantizar
resultados, pero si muchas horas de entrenamiento, trabajo y toda una serie de
herramientas que el psicólogo deportivo (en conjunto con todo el cuerpo técnico
de entrenadores, fisios, preparadores físicos etc.) puede aportar para que el
deportista mejore sus cualidades, optimice su rendimiento y pueda estar, por
tanto, mucho más cerca del éxito.
No hay comentarios :
Publicar un comentario